El último viaje, o escapada de fin de semana como a mí me gusta decir, ha sido a los Picos de Europa en la zona de León. Un lugar del que había oído hablar muy bien, pero que hasta que no estás allí, no eres consciente de su belleza. La verdad es que es muy recomendable. Lo que más me gusta es de esta zona es que puedes hacer el viaje en solitario, en pareja, con amigos o con la familia. Admite todas las modalidades.
Os cuento un poco por encima lo que vimos y lo que hicimos durante un fin de semana de octubre. Arracamos el sábado con la famosa Ruta del Cares. Habitualmente se empieza desde Caín para descubrir el camino que hicieron unos hombres a mano en medio de un peligroso desfiladero hasta llegar a Poncebos y una de las causas de que en esta zona hayan tantas casas rurales. En una de ellas estuvimos nosotros alojados.
La garganta del Cares discurre por una cortada que hicieron en el desfiladero del río Cares para llegar a la central de Camarmeña. Si haces este camino serán 12 kilómetros, en nuestro caso de ida y de vuelta. Yo acabé, todo hay que decirlo, con las piernas destrozadas. Mi pareja en cambio no. Por suerte, porque hasta hace unos años no podía hacer este tipo de caminatas, ya que tenía unas varices muy marcadas. Afortunadamente acudió a la Clínica Arte Estética y se la solucionó todo. Después de la caminata, el que necesitaba acudir a la clínica era yo.
Bromas aparte. Estamos ante un recorrido duro, pero precioso. Sobre todo porque si empiezas desde por la mañana puedes hacer paradas para disfrutar del paisaje. En mi caso también para comer. Ni os tengo que decir cómo sabe una tortilla a mitad de camino después de haber andado más de 7 kilómetros. A lo largo del desfiladero podemos ver paisajes espectaculares creados por cortadas vertiginosas. Pero sin duda la parte más espectacular es una vez hemos salido de Caín donde pasaremos por unos estrechos túneles rodeados de agua por todas partes. Eso sí, tenéis que cruzar los dedos, o llevar huevos a las Clarisas (como en las bodas) para que no llueva porque el recorrido entonces se complica bastante.
Nos contaron que esta senda es muy transitada en verano, por eso lo mejor es acudir en temporada baja, si se puede claro.
Muy recomendable es visitar Posada de Valdeón, sobre todo comer sus quesos porque os gustarán, os lo aseguro. Además, siguiendo el valle, antes de llegar a Caín, podéis ver el Chorco de los Lobos, dicen que es donde vivían estos animales. Pero en nuestro viaje no vimos ni uno solo.
El segundo día nos acercamos a la zona de Boñar y Cistierna. Dos pueblos separados por 20 kilómetros y por un lago. Uno está a orillas del río Porma y otro a las del río Esla, con un pantano por encima cada uno (el del Porma y el de Riaño) que colma de todo a estas tierras de montaña. En la zona de Boñar es muy frecuentada ver a gente que llega del Puerto de San Isidro, nosotros para no variar coincidimos con alguien.
Además merece la pena visitar también La Vecilla, un pueblo muy bonito con una arquitectura tradicional muy bien conservada.
Por lugares para dormir no os preocupéis. Hay muchas casas rurales y a un precio muy asequible. Lo mismo pasa para comer, a estos pueblos aún no ha llegado los robos a mano armada y se puede degustar un buen cocido leonés a un precio asequible.