Daganzo de Arriba es un municipio en el este de la Comunidad de Madrid. Cuenta con alrededor de 10.000 habitantes y tiene una extensión de 43,7 kilómetros cuadrados. Es un pueblo desconocido pero que hoy descubrí gracias a una estancia que estuve con mi familia en un chalet alquilado con la Inmobiliaria Fresno.
Aunque siempre se asocia acampada a un sitio de bosque o de playa, en esta ocasión, decidí apostar por una zona de interior, y la verdad es que fue un gran acierto. Después de contactar con esta inmobiliaria de Daganzo, llegamos con las maletas y nos establecimos. Lo primero que pedimos fue información sobre rutas turísticas, y la que más me recomendaron fue la de El Cerro del Moro.
Esta ruta muestra la zona del término situada más al norte siguiendo la Colada del Monte, la cual va paralela al arroyo del mismo nombre. Volviendo al casco urbano se puede disfrutar del Ramal 1 de la Cañada Real La Galiana, desde la que se aprecia claramente la variación entre los tres ecosistemas principales de la zona, vegetación de ribera, campos de cereal y monte bajo. Si eres un amante de la naturaleza te va a encantar.
En el camino hacia la Cuesta de Antolín se puede ver la vegetación de ribera que aparece de forma discontinua asociada al cauce del arroyo del Monte; se pasa a su vez por el Parque Forestal María Marzol. Al llegar al punto más alejado de la ruta, el Cerro del Moro, se pueden apreciar los diferentes hábitats que se interrelacionan en el paisaje. Ésta variedad hace que Daganzo posea una gran diversidad de especies vegetales y animales, de entre los que destacan las aves, por ello está dentro de la Zona de Especial Protección de Aves de las Estepas Cerealistas de los ríos Jarama y Henares. Después de ver todo esto, volvimos a los pisos de Daganzo, donde descansamos hasta el día siguiente.
Después de desayunar afrontamos la subida a la Ermita del Espino. En esta ruta además de disfrutar del medio ambiente disfrutamos de un poco de cultural gracias a la presencia Ermita de la Virgen del Espino en el recorrido.En la ruta se amplía el recorrido de la anterior haciendo que se llegue incluso al río Torote antes de pasar la ermita mencionada y el Parque Municipal del Espino. Al llegar al río no se cruza y se anda paralelo a él en dirección Daganzo, disfrutando lo más en silencio posible del gran número de aves que por esta zona se pueden apreciar, además de las especies vegetales como álamos, chopos y sauces de gran porte que jalonan gran parte del recorrido. Se sigue este camino hasta llegar a una repoblación reciente de álamos y se coge la pista de la derecha que sube hacia la ermita de la Virgen del Espino. En el trayecto se puede disfrutar mirando el cielo y viendo las aves que han hecho que Daganzo esté incluido en la ZEPA ya que por esta parte del recorrido se cruzan los campos de cereal donde anida por ejemplo el aguilucho cenizo.
Cuando se llega a la ermita se puede parar para reponer fuerzas y contemplar la estructura de ladrillo con seis contrafuertes a cada uno de sus lados y en cuyo interior no alberga más que una decoración austera que aguanta el paso del tiempo. Se reemprende el camino en dirección a la carretera de Fresno y cuando se llega a ésta volvemos en dirección a este pueblo hasta encontrar el primer camino a la izquierda, el cual lleva hacia los llanos de Valdesancha y por donde se continúa hacia los llanos de Valdeamorillo llegando a la Cuesta del Cuarto donde se coge la Colada de Moscatelar que lleva al núcleo urbano daganceño.
Una vez en casa recogimos todo, y pasamos por la Inmobiliaria Fresno para agradecer lo bien que lo habíamos pasado y la calidad. Eso sí, ya les dijimos que la próxima visita vendremos más asi que preparen el mejor dúplex de Daganzo que tengan. Aunque iré en agosto, que es cuando son sus fiestas patronales, y me han contado que suele haber mucha marcha.