El mes de agosto es un mes magnífico para la contemplación del cielo. Vacaciones, noches frescas y buena compañía es más que suficiente para disfrutar del espectáculo del espacio. Es en verano cuando mejor se ve el borde de nuestra galaxia, la vía Láctea y cuando muchos aprovechan para desplazarse hasta un lugar despejado, como el campo o la playa, para disfrutar del mapa de estrellas con ayuda de un buen telescopio.
Como decíamos, agosto es un mes propicio para el visionado del cielo veraniego, en parte por la llegada de las Perseidas o la famosa lluvia de estrellas conocidas también como Lágrimas de san Lorenzo. Las Perseidas son efectivamente una lluvia de meteoros que pueden observarse a simple vista una vez al año, y cuya mayor intensidad se sitúa alrededor del 10 de agosto. Las lágrimas de san Lorenzo son conocidas desde la Antigüedad, de hecho son varios los mitos y leyendas que relacionan este fenómeno con dioses (en la antigua Grecia) o santos (a partir de la Edad Media y en conmemoración de san Lorenzo, que murió por esas fechas).
En la actualidad se visualizan mejor en el Hemisferio Norte y son uno de los acontecimientos más esperados por los astrónomos aficionados.
Sin embargo, el cielo depara más sorpresas en las noches de verano.
Durante todo el año pueden visionarse una serie de constelaciones o grupos de estrellas que hace miles de años se usaban como guía y orientación y que más tarde recibieron nombres de personajes mitológicos, animales u objetos. En verano, por supuesto, pueden seguir apreciándose. Una de las más conocidas es la Osa mayor, que está formada por siete estrellas y tiene una forma muy reconocida: algunos dicen que tiene forma de arado, de oso o de cazo. Conforme han pasado los años, los más jóvenes han visto en esta constelación la figura de un carrito de compra propio de los supermercados.
Muy cerca de ella se encuentra la Osa menor, que contiene la estrella polar, que siempre indica el norte y que es conocida desde antiguo. Se trata de una constelación que sólo se ve en el Hemisferio Norte.
Otras constelaciones que pueden apreciarse en el cielo durante todo el año y que pueden buscarse en verano, ya sea a simple vista, con prismáticos o material profesional, como los que vende la tienda especializada Valkanik, son Escorpio u Orión, en forma de gigante. Un truco para adivinar donde se encuentra Orión es a través de su cinturón, compuesto por tres estrellas muy juntas dispuestas en línea recta.
Con un telescopio también puede atenderse a los planetas: Venus es la primera estrella que luce al anochecer, encontrarla es fácil porque posee un brillo inconfundible. Y Marte encuentra en los meses de verano su punto más brillante. De manera que estas vacaciones de verano, aprovéchalas mirando al cielo con un buen telescopio y en la mejor compañía.