Es curioso cómo una situación concreta que no tenías planeada o un acontecimiento puede hacer que tu vida dé un giro de 180 grados. Mi nombre es Ana María y soy auxiliar de farmacia aunque, hasta hace poco, era publicista.
Todo empezó hace 4 años cuando, durante una acampada, surgió el amor como suele decirse. Conocí al que actualmente es mi marido en un camping de Murcia, en Caravaca de la Cruz, y si antes ya adoraba el mundo de la acampada podría decir que ahora es lo que cambió mi existencia porque no sólo conocí al que iba a ser mi pareja definitiva sino que, además, tuve un cambio radical en mi carrera profesional.
Toni, mi marido, es hijo y nieto de farmacéuticos y, como no podía ser de otra forma, él también ha estudiado farmacia así que cuando decidí unirme a él me uní también a una larga tradición familiar que no estaba pasando, en ese momento, por su mejor etapa. Esto no es algo que fuera demasiado sorprendente teniendo en cuenta la época en la que nos encontrábamos, en plena crisis, pero había que hacer algo inmediatamente si no queríamos ver cómo el negocio familiar se iba a pique así que investigué mucho en Internet, recurrí a exprofesores de facultad y utilicé todos mis conocimientos como publicista para buscar la mejor solución y apoyar así a mi marido y a su familia pero es muy complicado porque el sector farmacéutico no es un sector que brille por la publicidad que se le hace o por la originalidad de sus campañas así que tuve serios problemas hasta que di con Evolufarma, una empresa que ofrece soluciones integrales de marketing para farmacias.
Me proclamé portavoz de la familia en este sentido y junto a Evolufarma conseguí sacar delante de nuevo el negocio y la pasión que le puse fue tanta que llegó mi segundo cambio radical en la vida: dejé la publicidad y estudié auxiliar de enfermería, un ciclo superior (antiguo FP) que me ha permitido entrar a formar parte del equipo profesional que está bajo el mando de mi suegro en la Farmacia.
Echando la vista atrás, lo que veo es que gracias a una acampada conocí a mi actual marido que me presentó el mundo de la farmacia como un posible futuro laboral que me ha llevado a cambiar de carrera profesional radicalmente y por eso soy de las que piensa que nunca sabes lo que te puede pasar en la vida y, por tanto, nunca puedes venirte abajo, siempre tienes que estar arriba porque en cualquier momento puede haber algo que te cambie drásticamente la existencia para bien, o para mal, pero sea como sea hay que seguir adelante y buscar una nueva “acampada” que te ayude a cambiar el rumbo y el destino final.