En ocasiones uno no tiene demasiada suerte al residir en una ciudad de interior cuando adora el mar. Esto es lo que me pasa a mí, una persona de que vive en Toledo, pero que realmente lo que le gustaría es vivir en una población con el mar al ladito. No quiero que se malentienda, adoro Toledo y es una ciudad preciosa como atestigua el gran número de turistas que nos visitan todos los años, pero lo que daría yo por irme por la mañana a dar una vuelta por el paseo marítimo o tomar algo en una terracita con la brisa del mar dándome en la cara.
Me ha tocado trabajar mucho en la vida y hasta hace bien poco no he podido comenzar a darme caprichos y entre los que de verdad me apetece era comprarme un apartamento pequeñito para mi mujer y yo, donde poder ir a pasar largas temporadas.
España es un país con miles de kilómetros de playas por lo que no tenía muy claro dónde ir, el norte, aunque precioso, me parece demasiado frío y el clima demasiado cambiante, por lo que busca un sitio de clima más benigno y las islas, tanto las canarias como las baleares, demasiado lío de avión que con vistas a que uno cada vez se va haciendo más mayor lo veo demasiada pega.
Así que, buscando una zona que nos pillara más o menos bien, terminamos decidiéndonos por el litoral levantino. Buscando más pormenorizadamente nos dimos cuenta de que la zona que mejor nos convenía relación calidad/precio era la de Torrevieja. La única pega que le podemos poner es que el tren no llega, pero bueno, siempre se puede tomar el cómodo tren hasta Alicante capital y de ahí tomar un bus a Torrevieja.
De todas maneras, creo que me quedan casi dos décadas, si la salud acompaña para poder ir en coche con tranquilidad, por lo que esto no nos suponía un contratiempo insalvable. Así que nos pusimos a Torrevieja a ver apartamentos, ya que aprovechando que nos íbamos de fin de semana con unas amistades a Alicante, nos acercábamos.
El momento de escoger inmobiliaria
Después de ver varias inmobiliarias nos quedamos con Azul Hogar , que fueron los que mejor nos atendieron y que además nos ofrecían a nuestro juicio los mejores pisos. Lo gracioso del tema es que fue la última que visitamos aquella mañana, como vimos que era la que más pisos bonitos tenían se nos quitaron las ganas de seguir buscando y les di mis datos para que me llamaran.
Desde el viernes que estuvimos hasta el jueves siguiente, nos llamaron 3 veces a ver pisos y al final logramos señalizar uno que respondía a todo lo que pedíamos, cerca de la playa en coche, con centros comerciales cerca y todo tipo de servicios, encima un precio bastante aquilatado, hasta tal punto que con el pico que nos ahorramos pudimos amueblar todo el comedor de nuestro nuevo piso.
Mi recomendación es que intentéis ver unas cuantas agencias antes de decidiros por alguna, así tenéis una visión más nítida de cómo está el mercado y de qué tipo de vivienda es la que realmente os interesa.