Desgraciadamente todos los veranos tenemos que ser testigos de algún terrible incendio en los bosques de nuestras fronteras. Mientras se redacta este artículo existen varios fuegos declarados a lo largo y ancho de nuestras fronteras. El sur de Pontevedra, en Galicia, sufre la amenaza de dos focos activos, en la localidad de Vila Nova de Cerveira y en Tomiño; mientras que en Cáceres, en la Sierra de Gata, un incendio ha arrasado más de seis mil hectáreas de bosque, aunque por suerte ya se encuentra estabilizado. Es triste, pero en muchos casos la primera reacción puede evitar males mayores. La instalación de extintores puede ser primordial, por eso es imprescindible que empresas como BalsaMar sean contratadas para instalar, revisar y controlar el estado de los extintores y su señalización de las zonas más propensas a los incendios.
Como la propia web de la empresa indica, en ocasiones “tener un extintor al alcance puede ser la diferencia entre daños menores y la catástrofe”. Nuestra naturaleza se resiente, y mucho, de estos fuegos, cuyas consecuencias tardan años, incluso décadas, en soliviantarse. Se dice que una tierra quemada, además, es difícil que vuelva a tener las mismas propiedades que tenía antes del fuego. La señalización puede ser, en muchos casos, una de las mejores medidas preventivas. Conocer dónde se encuentra una manguera, un extintor o cualquier tipo de advertencia que se precisa puede ser la diferencia entre que se produzca o no el incendio. Y en caso de que ya se haya producido, puede ser la diferencia entre que se propague o se controle con rapidez y eficacia, evitando males mayores y más incontrolables.
Sin embargo, por desgracia, con señalizar no vale y los incendios siguen dándose con frecuencia pese a estas señales. La empresa BalsaMar ofrece, además, productos destinados, primero a la detección, después a la extinción de los focos calientes. La prevención es la primera medida de seguridad, pero cuando esta falla, una detección rápida puede ser vital a la hora de conservar el territorio con el menor daño posible. Ya sean centrales, detectores, pulsadores de alarma o sirenas para comunicar la existencia de un incendio, los sistemas de detección son primarios en entornos naturales como los que nosotros frecuentamos en esta página. No obstante, como ya dijimos con anterioridad, eso, por sí solo, no es suficiente para la extinción. Si hay que usar los sistemas de detección es porque el incendio ya se ha consumado. Y entonces, evitar que se propague se convierte en la principal tarea. Para ello, además de los extintores, existen varios tipos de mangueras, racors (las uniones entre la toma de agua y la manguera) o lanzas para garantizar la efectividad del producto en la tarea de extinción del incendio.
Más allá de las mangueras y sus accesorios, los extintores. De toda clase, es necesario elegir el más adecuado, según el tipo de material que exista en la zona en la que se va a instalar. Dependiendo de si la predominancia es de materiales sólidos como el papel, la madera o el plástico; líquidos inflamables, como la gasolina o el aceite; gases como el butano o el metano; metales, o materiales eléctricos. Cada uno precisa de un tipo de extintor para la correcta aplicación y control sobre el fuego. Además de un correcto ciclo de revisiones y control del estado del extintor. Para todo ello se precisa la mayor profesionalidad; no sirve con colocar un extintor y olvidarse del fuego, porque entonces, si llega, se propagará con facilidad. Empresas de venta e instalación, como la citada BalsaMar, ofrecen la posibilidad de revisar cada cierto tiempo los equipos, así como de asesorar y aconsejar qué tipo de producto viene mejor en cada uno de los casos.
La correcta aplicación de todos estos condicionantes puede radicar en la seguridad total de cara a los fuegos que se suelen extender en estos tiempos estivales. Y entre un desastre y una mera anécdota de mal recuerdo.