La sensación de estar rodeado de naturaleza nos llena de tranquilidad y de vida. Afortunadamente, en España poseemos infinidad de parajes, parques naturales y espacios protegidos en los que podemos disfrutar de un binomio perfecto entre lo mejor de nuestra vegetación y el ser humano. Cuidar de todo ello es imprescindible, pero realizar una visita a uno de estos sitios es prácticamente una obligación.
Una de las tantas provincias que cuenta con atractivo turístico de este estilo es la de Sevilla. El archiconocido Parque Natural de Doñana, el Parque Natural de la Sierra Norte, el Corredor Verde de Guadiamar o la Vía Verde de la Sierra Sur componen un plan idóneo para organizar una visita que a buen seguro recordaremos durante toda nuestra vida.
Atraídos por todos estos tesoros y atractivos naturales, mi familia y yo decidimos organizar una serie de visitas a estos parques durante el pasado verano. Teníamos pensado aprovechar el viaje para hacer una visita por la ciudad de Sevilla y conocerla, puesto que nunca antes habíamos tenido la ocasión para ello. Serían siete días en los que probablemente los niños lo pasarían genial y en los que se reforzarían todavía más los vínculos familiares.
Desde el principio teníamos claro que queríamos encontrar un buen hotel en Sevilla para fijar nuestro asentamiento. Estábamos interesados en algún lugar que destacara por su calidad y por una ubicación que nos permitiera visitar los principales atractivos de la ciudad sin tener que caminar demasiado. Preguntamos a David, un compañero de la oficina que había visitado la ciudad apenas un mes antes, y nos recomendó que nos introdujéramos en la página web www.mercersevilla.com.
Así lo hicimos y para nuestro gozo encontramos en Mercer un hotel de lujo en la calle Cautelar, cerca de La Maestranza, la Catedral, la Giralda y otros atractivos como la Torre del Oro o el Puente de Isabel II. Todo ello nos hacía pensar que este hotel era la mejor opción para fijar nuestra guarida de cara a esa visita tan especial que nos aguardaba.
Una experiencia para no olvidar jamás
La semana de nuestras vacaciones dio comienzo y por fin llegó la hora de disfrutar de nuestro viaje. Durante los primeros cuatro días visitamos cada uno de los parques naturales que os comentaba más arriba. Recuerdo que a los niños les causó sensación el estar en un contacto tan estrecho con la naturaleza, lejos de los habituales ruidos de coches o de la contaminación que caracteriza la vida en las grandes ciudades.
Durante aquellos primeros cuatro días también tuvimos tiempo para familiarizarnos con el hotel. La verdad es que las instalaciones de las que pudimos disfrutar en Mercer eran las mejores en las que habíamos estado. Las habitaciones eran un oasis de calma y tranquilidad, y en cuanto a los restaurantes cabe decir que la comida y el trato fueron de primer nivel.
Todo ello acompasó nuestro paso por Sevilla, un paso del que guardamos muy buenos recuerdos y que repetiremos en alguna otra ocasión. En el ordenador guardamos todas las fotos que pudimos hacer de los grandes monumentos de la ciudad y también de las vistas tan interesantes que depararon nuestras visitas a los parques naturales de la provincia.
Y es que resulta muy interesante realizar un viaje como el que hicimos nosotros, un viaje en el que entran en conexión los elementos más reseñables del turismo de naturaleza con el turismo clásico que implica visitar una ciudad y sus principales iconos. Tenedlo en cuenta para vuestras próximas vacaciones. Para vosotros y para vuestros hijos será una experiencia de la que no os arrepentiréis.